Señor Jesús, que llamaste a los Doce
a estar con Vos y vivir en comunidad,
mira con bondad a esta comunidad, mi comunidad.
No fueron el azar ni las coincidencias
que me trajeron hasta aquí,
fue tu llamado a servir entre los hermanos
y ser verdaderamente hermano.
Se que no somos la comunidad de los mejores, de los santos,
sino de los que necesitamos de tu misericordia.
Perdón porque muchas veces el egoísmo nos gobierna,
porque nos dejamos mover solo por la imagen
o nos inmovilizamos por el “siempre se hizo así”.
Perdón por no ser siempre
la comunidad unida y fraterna que soñaste.
Gracias por los buenos y los malos momentos,
por los que hoy ya no están aquí y comparten ya con Vos
la mesa grande de la comunidad eterna.
Gracias por los hermanos que una vez me recibieron aquí,
por los que me enseñaron y ayudaron a crecer,
por los que día a día me acompañan,
por los que comparten en esta mesa cada día tu Pan.
Ayudanos a ser una comunidad de hermanos,
una iglesia en salida,
a no cruzarnos de brazos e ir en busca del otro.
Que podamos convertirnos en abrazo para el que sufre,
en cobijo para el pobre, en sonrisa para el triste,
en peregrinos hacia la Casa del Padre.
Amén.
P. Martín González
padremartin.com
